sábado, 19 de mayo de 2012

Grondir

Escuchas antenta. Sentada en un restaurante desconocido en la ciudad de tu infancia. Escuchas la voz de un recuerdo amargo. Te das cuenta de que no es amargo sino agridulce, eras demasiado pequeña para viajar y no lo disfrutaste. Sonríen y se ríen como antes, como siempre. Pero es que eres tú la que ha cambiado. Has crecido y valoras otras cosas. Ya no te importa el color del pelo o el conjunto que lleve. No te fijas en la marca de sus zapatos ni en el olor de su casa. Ahora sientes simpatía o rechazo, valoras la humanidad de la gente, la inteligencia de las personas, el cariño de las madres. Dejas de pensar que están locos y recaes en un aspecto distinto, la entrega, la originalidad y la belleza de lo que hacen. 
No fueron ellos, fuiste tú. La pequeña Mara y sus prejuicios. Fuiste y volviste igual: insegura, inmadura y tonta. Y hoy con un par de frases y tres fotos has descubierto que Brighton es mucho más bonito de cómo lo recuerdas.

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