martes, 28 de octubre de 2014

Tango

Thinking out loud

No había apenas luz, estábamos solos excepto por el grupo que seguía tocando. Era 28 y ya sabes que esos días son nuestros, lo marca el calendario. Me dijiste cuánto me querías y que el vestido era precioso. ¡Qué noche! Creo que te dejé claro que sabía bailar, nunca te confesaré que bailo con los niños cuando no estás en casa, para practicar. No sé a dónde fuiste para que te enseñaran a bailar pero parece que después de ocho años de pisarme los tacones habías aprendido un par de pasos. Tiene gracia, siempre me habías dicho que en el instituto tenías clase de baile... mentiroso. Estabas guapísima, te habías vuelto a dejar el pelo largo. Te habías puesto algo en los labios, algo de maquillaje quiero decir, estabas increíble. Si tenías clase lo que no tenías era gracia. Supongo que con lo enamorado que andabas por aquel entonces te habías puesto a ello para no pasar vergüenza al sacarme a bailar en las cenas. Pensé en lo bien que lo hemos hecho, en lo bien que nos trata la Vida...
 
Seguimos bailando hasta las tantas, la canguro debió de forrarse aquella noche, estabas tan tonto... Creo que salimos de allí a las 3 y media, como si tuviéramos 18 años. Las luces debieron apagarse para que despertáramos de aquel sueño y cogiésemos el coche. Creo que amanecía, ¿a las tres? imposible, sería más tarde entonces...