miércoles, 19 de junio de 2013

Aquí y ahora

No siempre saldrá como esperamos. Y no siempre será bueno. Estaremos como idiotas esperando a que el de al lado piense lo que estamos pensando, a que haga lo que queremos que haga. Queremos que todo esté bajo control, pero es ahí donde más nos equivocamos: si todo estuviese bajo control acabaríamos perdiéndolo.

A veces es mejor vivir en el hoy, intentar dejar de planear sobre los mapas del futuro. Entonces ya veremos qué hacer. Ahora vive el ahora y vívielo aquí con quien te ha tocado vivirlo. Así es la mejor forma de aprovecharlo todo. 


 If you should find romance, go on and take that chance before the strategies begin.

domingo, 16 de junio de 2013

V e r a n o

La luz a través de las persianas bajadas.
La canción que no deja de tararear tu subconsciente.
Tomar café en la terraza. 
Subir al máximo el volumen de la radio y bajar la ventanilla. 
Gazpacho en bañador. 
Paseos nocturnos a 20 grados, a dos centímetros de ti. 
Bucear en cualquier libro.
El agua del mar. 
Fotos en la playa. 
Salir a correr a las 10 de la noche y que haga mucho calor. 
Que el sol no se despida definitivamente hasta las 11 o así.
El olor de la crema. 
Aparcar a la sombra.
Agosto, el mejor mes del año para algunos.
No pensar jamás en septiembre. Prohibido.
Las coletas, moños, trenzas y derivados porque con el pelo suelto te asas de calor. 
Soñar con el viaje perfecto. Dejar de soñarlo y viajar. 


Ya está aquí, el verano. 


miércoles, 12 de junio de 2013

Voyage sans retour

A las 15.30 salía su avión hacia Madrid. Llevaba una maleta (había facturado otras dos) se iba un curso entero a España. Lola no iba a disfrutar del sol, ni de la risa de la gente. En Niza también hay de eso, y no es lo que estaba buscando. Simplemente eligió Madrid como primer destino porque sabía que le iba a dar más de lo que esperaba. Consiguió de milagro un piso ideal cerca de Avenida de América, se daba por satisfecha, 400 euros al mes por un piso compartido con su mejor amiga está muy bien. Madrid amanecía igual que Niza, tenía las mismas tiendas y los mismos supermercados. Pero no, no era para nada lo mismo, las estrechas calles del centro de la capital llenas de gente de todo tipo, de todas partes. El olor a churros por la mañana y las tapas a las doce. No sacarse el abono hasta diciembre y estar pagando 3 euros como catetas para ir a clase. Descubrir bares por Malasaña. Llenar las terrazas de Sol desde el mes de marzo. Eso no tenía precio. Lola no podía haberlo pensado mejor. Se fue a Granda y se enamoró de La Alhambra, del calor, merendó mil veces en el Albaicín, siempre le quedará Granada. Parecía que iba todo en la dirección correcta, estaba aprovechando el tiempo.

Un día se cruzó en su camino una pelota de baloncesto, la recogió y se encontró de frente con la verdadera novedad de Madrid. Estudiaba Informática en la Complutense y media más de 1,80. 

Ahora toca volver a Niza, estará todo el verano trabajando para poder pagar sin problemas el master. Será profesora de español en primaria. Es el momento de dejar atrás Madrid, despegar las fotos Polaroid de la nevera, ellas no saben lo que se siente. Deshacer la cama y hacer las maletas. Después de siete meses tendrá que dejar de fotografiar como jugaba al basket en la Latina, tendrá que olvidarse de volver a mirarse en sus ojos por un tiempo. Se volverían a ver. Madrid la despedía con aires perezosos, todavía no había salido el sol de verdad. Los exámenes de recuperación parecían demorar la salida, Barajas todavía está a un mes de distancia. 


à Mélissa avec amour.