sábado, 7 de abril de 2018

I had a wonderful life

Estábamos ordenándolo todo después de llegar a nuestra nueva casa, cuando volví a encontrar su libro. Marie-Hélène. Nos acompañó de Los Ángeles a Nashville. Uno de los vuelos más inolvidables de mi vida. 

La mañana anterior, nos habían cancelado el vuelo por unas tormentas. Llegamos lo antes posible al aeropuerto para ver si encontrábamos un vuelo directo a Atlanta, donde mi hermano nos esperaba a cenar esa tarde. Nos dijeron que era imposible, que no saldría un vuelo hasta el sábado. Estábamos a miércoles. No nos lo podíamos creer. Llamé enseguida a Noah y me dijo que miráramos algún vuelo a Nashville y que él nos recogería allí. Eran 'solo' tres horas y media en coche hasta su casa. James se lo tomó con bastante calma desde entonces, sin embargo se iba quejando por lo bajo. Nos rompía el plan por completo. Volábamos a Londres en 4 días, estábamos perdiendo un día en casa de mi hermano y además no nos reembolsaban nada del vuelo cancelado porque era por causas naturales. Nos compramos una haburguesa en el aeropuerto sintiendo no habernos despedido mejor de Los Ángeles, nuestro hogar. James acababa de firmar un contrato de 3 años con una compañía inglesa. Londres era nuestro siguiente destino. Subimos al avión bastante agotados y se nos olvidó comprar algo para el vuelo, yo iba rezando para que nos dieran por lo menos una coca-cola. 

- They're gonna give us some food, I hope.
- Oh, dear, they always do. Jet Blue is one of the best airlines I know.

Era Marie-Hélène quien contestaba. Solía viajar a Los Ángeles a ver a su hija Renée que vivía allí con sus dos hijos y su marido. I have a wonderful family. No dejaba de repetirlo, y en sus ojos se veía que lo creía de verdad. Le conté que James y yo acabábamos de casarnos hace tan solo un par de meses, que volábamos a Londres, el que sería nuestro hogar por los próximos 3 años. 

Ella se había casado a los 17 años con un chico griego afincado en Nueva York. Se había criado en Vermont, era la sexta de una familia de 10 hijos. Sus padres, inmigrantes canadienses, habían llamado a sus hijas con el nombre de María y a los chicos con el de San José. Todos con nombres franceses, menos la pequeña, Diana; fueron sus hermanos quienes eligieron el nombre. Gracias a la estricta gramática de las monjitas de su escuela francesa en Nueva Inglaterra, pudo encontrar un buen trabajo en Nueva York. Trabajó de revisora de textos para una editorial. Corban, su marido, se fue pronto, dejándola con una niña de 5 años en una gran ciudad. Un ataque al corazón dejó a mi querida compañera de vuelo viuda a los 24 años, pero Dios es bueno and He gave me a handsome Irish husband. That's why my Renée is redhead. Este segundo matrimonio le duró 43 wonderful years. 

Marie-Hélène había viajado, y a sus 73 años no dejaba de viajar. Había tenido una buena vida decía, y  la estás teniendo, le dije yo. 

-You know, I pray more now that I'm older, don't know why. Pero es como que si no hago mis oraciones, no duermo del todo bien. No he sido muy buena católica, pero nunca he dejado de rezar. Y Dios dice que se nos examinará del amor al final de nuestros días, y yo he querido mucho. 

Creo que estuvimos hablando durante dos horas, James escuchaba atento a mi lado. Él es callado y prefiere escuchar. Marie-Hélène nos invitó a un sandwich durante el vuelo y me regaló el libro que se estaba leyendo. 

- Habla sobre las playas de Nantucket, debéis ir a Nantucket. Lo describe como algo maravilloso. Estoy segura de que te gustará. 

Se bajó del avión y nos hicimos una foto. Al colocar su libro en nuestra nueva casa de Nueva York, me he acordado de ella. Nos hemos instalado en una casita al sur de Brooklyn, voy a ver si nos podemos escapar en verano a las playas de Nantucket. Marie-Hélène dijo que eran una cosa inolvidable.