martes, 14 de junio de 2016

A más de 30º

El verano empieza cuando Maca, nuestra vecina, saca las sillas de la piscina al descansillo. Las tiene ahí, avisando de que pronto empezará a bajar para ponerse muy morena, porque Maca se pone muy morena. El verano empieza cuando las persianas entran en modo noche desde las 9 de la mañana hasta las 8 de la tarde, cuando la boca te sabe a gazpacho a cualquier hora del día. Sientes que es verano cuando todas las horas parecen la misma, y si te preguntan, eres incapaz de decir en qué día de la semana estamos. El verano empieza con tus pantalones cortos y con mis complejos expuestos al sol. El verano es una canción dando vueltas en tu cabeza aunque en junio no sepas cuál será todavía. Son los paseos por la noche hasta las 3 de la mañana. El verano es no pensar en septiembre. El verano empieza con una tormenta en la playa o con un atardecer desde la cima de cualquier pico de la sierra de Madrid. El verano son tus ojos tan cerca de los míos que puedan rozarse nuestras pestañas. El verano son las guitarras de la gente sonando muy bien, es coger un avión o dos, es despedirse un par de veces. Huele a verano cuando huele a pescado frito, cuando tienes el bañador lleno de arena y ya pasas de lo mal que llevas el pelo. El verano es tener quemada la nariz y las mejillas, porque queda mono y así en las fotos se ve que estabas disfrutando. Cuando llega el verano todo se para y a la vez da vueltas sin parar, siempre hay cosas que hacer y nunca estás haciendo nada realmente. 

 El verano está aquí y yo bronceándome a la luz de un flexo... 

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