sábado, 14 de mayo de 2011

mai e poi mai

Estaba dormida, derepente mi móvil empezaba a temblar. 6.30 Levanta! Cogía una mochila y la llenaba de cosas, camisetas, cepillos, gomas y recuerdos, tontos pero recuerdos. Me lavaba la cara y con las botas en la mano salía de casa, antes de cerrar deliberaba entre dejar una nota o irme sin más. Pensaba que dejarles una nota no estaría mal y no dejarla sería una crueldad. Mientras rebuscaba entre los lápices del salón empezaba a llorar en silencio, lágrimas saladas enfriaban mi rostro recalentado por el miedo y la vergüenza.

"Volveré, cuando os merezca, volveré"

Lo pegaba en la puerta y salía sin mirar atrás. Bajaba rápida y sigilosamente las escaleras blancas por las que en verano corríamos a la piscina. Acariciaba con nostalgia la barandilla gris por la que pocas veces me había deslizado, me daba miedo. Corría como solía hacerlo. Y antes de coger el autobús me despertó un beso de mi hermana.

- ¿Por qué llorabas?
- He soñado que huía de la realidad.
- ¿De cual?
- La mía, la de mis defectos.

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