miércoles, 29 de febrero de 2012

celibataire

Nunca me ha pasado, no antes quiero decir. Lo ves en las películas y piensas que es un tópico americano que solo ocurre detrás de una cámara, pero no. Enamorarse de una persona con la que hablas todos los días pasa. Life is hard y esas cosas pasan. Normalmente me enamoraba del imposible, de aquel con el que casi nunca intercambiaba si quiera una simple mirada de forma que hablar con él era un verdadero challenge. Nunca me había enamorado de una persona que te pide que te sientes con él en el bus o que se ríe sinceramente de lo que dices. No, siempre era ese que cuando le hablas se te enrojecen las mejillas y te sientes incómoda, en el sentido de tensa, a su lado. Esta vez ha sido diferente, quizá mejor pero peor al mismo tiempo. Es horrible estar tan bien contigo y saber que jamás, esta vez si que jamás, va a pasar nada. Saber que seremos los eternos amigos y tú te casarás con ella y yo seguiré sola para los restos. Asumir la posición de mejor amiga me repugna. Sé que dentro de unos 6 años elegiré un vestido bonito, iré a la peluquería, me pintaré y cogeré mi cámara planeando como sacar las mejores fotos de la boda de mi mejor amigo, eso sí, sola. 

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