miércoles, 26 de enero de 2011

Complicidad bajo tierra

-Perdona, ¿sabes qué línea hay que coger para ir a la calle Fuencarral?- preguntó una voz grave y melodiosa en su espalda.
- Sí -dijo ella- estoy yendo ahora mismo, es por la línea 10.
- ¿Puedo ir contigo?
- ¡Sí, claro!
Se montaron juntos en Nuevos Ministerios, un poco apretados por la gente, pero dentro al fin.
- Gracias, ¿cómo te llamas?- preguntó él sin evitar ruborizarse.
- Fiona, ¿y tú?- contestó ella sin borrar esa sonrisa que acababa por parecer permanente, como si la llevara pegada.
- Leo.
Las estaciones pasaban
lentas, más lentas que nunca. Gregorio Marañón, Alonso Martínez. Tribunal...
- Esta es la nuestra, bueno la tuya… Vamos que sí, que ya hemos llegado- titubeó Fiona.
Subieron las interminables escaleras hasta la calle en silencio, juntos, pero sin hablar. Al salir, Leo se encontró con un amigo.
- ¡Ey Leo! ¿Qué tal?
- Bien, ¿y tú?- contestó sin ganas mirando
a Fiona con preocupación.
- Bien. Que, ¿vas al lo de casa de Dani?
-Sí, sí…
-Y tú serás su novia, ¿no?
Leo la miró, sonrió y Fiona dijo:
- Sí, hola soy Fiona. Encantada.
- Igualmente. Bueno tío, que me marcho que tengo prácticas ¡Adiós!
Fiona empezó a reírse a carcajadas.
- ¿Sabes como se va a la calle Fuencarral?- dijo burlándose de Leo.
- ¡¡Eh!! Era la única forma de que hablaras conmigo…
Fiona le dio la mano sin dejar de reírse y cruzaron la calle.

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