sábado, 28 de septiembre de 2013

Amargo souvenir

Emily estaba sentada en la alfombra jugando a ser mamá, Eloise y Jakob habían montado una batalla en el pasillo y no dejaban de gritar.  Glen no había llegado todavía y los macarrones estaban en el fuego.  Llovía. Sé que la lluvia hace que todo suene más romántico pero es que en Londres no hay día que no llueva. Mientras se hacía la cena, cogí mi cuaderno y lo abrí al azar:
 
28 de septiembre de 2013
 
Soy incapaz de publicar nada, sé que no tengo derecho, lo que está pasando es solo nuestro y nadie más debería enterarse. Voy a intentar escribir sobre la lluvia de Bruselas o el color de tus ojos, así nadie sospechará.
 
Qué días tan maravillosos fueron aquellos. Qué lejos está el hombre que hacía que cada día fuera diferente. La oficina apaga el verde tus pupilas y ya no me dejas tu abrigo cuando llueve.

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