viernes, 8 de julio de 2011

Fantasías y otros disparates

Trabajo en una pequeña tienda en Las Ramblas de Barcelona. Vendo libros, sobre todo cuentos infantiles y sirvo té a las 4 de la tarde. La mayoría del día lo paso sola sentada en mi silloncito rosa y verde. El año pasado me compré un portátil para poder escribir mis propios cuentos. Casi nadie entra en mi tienda.

Esta mañana mientras escribía las aventuras de la pequeña Dulce, sonó la campanita que coloqué en la entrada hace tres años. Entró una mujer de unos 65 ó 70 años. Empezó a mirar el techo, el suelo, las librerías, la colocación de las sillas, el escaparate. No cogió ni un solo libro.

- Bon dia, puc ajudar en alguna cosa?
- Només volia veure com han canviat les coses aquí dins.

Era curiosa, vestía un traje largo gris y llevaba un lazo rosa atado al pelo que lo tenía muy corto.

- Yo antes.. quiero decir, yo hace veinte años estaba sentada como tú. Delante de este espectáculo de maravillas. ¿No te gusta mirar a la gente de la calle? Oír las voces de los locales de al lado, cantar muy alto porque nadie te oye... Me encantaba hacer eso, cantar.
- Perdóneme pero no la entiendo...
- Yo fui dueña de esta tienda durante muchísimos años, pero no vendía libros, vendía limonada. Limonada inexperta se llamaba mi tienda. Tan inexperta como tú.
- ¿Yo? ¿Inexperta?
- Nunca hay nadie en tu tienda.
- Bueno..eso no es mi culpa..
- ¿¡Que no!? Claro que es tu culpa tendrías que...

Gemma me enseñó a llevar la tienda. En realidad ella jamás había trabajado allí. Nunca vendió limonada, soñó con poder ser la dueña de ese local en Las Ramblas y en mí "inexperta experiencia" vio la posibilidad de realizar su sueño. Un sueño de 73 años, en Las Ramblas de Barcelona.

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