jueves, 28 de julio de 2011

Avada Kedavra,

I've been spending my life time...

No, no lo he perdido. He disfrutado Privet Drive, la primera vez que entramos juntos al callejón Diagón, los adorables Weasley's, la varita y Olivander. Hogwarts, la mano de Hermione siempre levantada para contestar y más tarde tendida siempre para ayudar. Snape, pociones y sus secretos, los ojos de Lily, el beso de Cho Chan, el basilisco y ese primer encuentro con Ginny... Sirius, Azkaban y la Orden y Remus, Tonks y Ojoloco. La otra magia de los gemelos, Fred y George. Las Navidades en Hogwarts se convirtieron en un hermoso jersey de Molly. Los dementores, Bellatrix, Tom Ridley y el diario, el que no debe ser nombrado pero a pesar de todo Mcgonagall finalmente repetía su nombre por los pasillos, Voldemort. Hagrid, Norberto, la cabaña, el gigante, el Bosque Prohibido, las arañas... Draco Malfoy. El quiditch, la snitch, el guardián y Angelina. Todo esto dirigido por las astutas decisiones de Albus, Albus Dumbledore. Si, J.K lo ha conseguido, se ha llevado a generaciones enteras emocionándose con cada aventura, descubrimiento o speliarmus. Lumus entre un mar de malas publicaciones.

Harry Potter te surmegía en un continuo mapa merodeador, no sabías qué iba a pasar. El final nunca te lo esperabas, nadie sabía que Ron acabaría besando a... ni Percy era idiota ni que Bill aparecería en mayúsculas y se llevaría a la bellísima veela. No, nadie sabía nada, sinceramente creo que ni la propia Rowling sabía que 19 años después Albus Severus Potter se embarcaría rumbo a un Hogwarts desconocido donde Longbottom cuida mandragoras.

thanks,

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