martes, 16 de noviembre de 2010

Plotzlich



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No le iba a volver a ver, me había ido. Había cruzado las fronteras y me encontraba en territorio alemán. Doblando camisetas del H&M en pleno Berlín del este. Desde el primer día que llegué a Berlín me escribía unas letras. Llevaba un mes y medio leyendo sus mensajes con ilusión, una noche abrí el mail descuidadamente, y con Diana Krall de fondo leí:
Gabriela, llego mañana al aeropuerto de Berlín a las 10.20. No sé mucho alemán así que si vienes a recogerme te lo agradecería. Besos
Jorge
Ljsdhjkhwjrkfhvuiwdfhnhoiurfh!?!?! Mañana. A las 10.20. Mañana. Besos, Jorge. Que le recoja, yo. Mein Gott!!
Recordó la vez que se conocieron ella estaba sentada en el banco, en frente de la Iglesia del Buen Suceso comiéndose un sándwich mientras estudiaba arte. Él se había sentado en las escaleras de enfrente a leer, mientras esperaba a su hermano que salía del conservatorio. Ella levantó la vista, le vio y la bajó rápidamente, el arte bizantino, Picasso, Kandinsky, Casas, Mirón…
Él la vio sentada con sus Converse amarillas y los rizos negros cayéndole por la frente. No dejaba de mover las rodillas, estaba nerviosa, tendrá un examen pensó. Siguió leyendo a Waugh si dejar de observarla. No dejaba de moverse le hizo gracia como se iba poniendo roja.
- ¿Te encuentras bien?
No supo que hacer. Se hizo la sueca.
- Perdona, ¿te encuentras bien?- dijo acercándose a ella.
- ¿Eh? Si, si ¿por qué?
- No se estás más roja que tu carpeta...
Ella no pudo evitar reírse. Eso le relajó.
- ¿Roja? ¿Yo?
- Si tu como un tomate. Me llamo Jorge, encantado.
- Yo soy Gabriela.
- ¿Qué estás estudiando?
- Historia del arte. ¿Y tú?
- Estaba leyendo a Evelyn Waugh, “Decadencia y caída”, ¿a quién esperas?
- En realidad a nadie, me gusta estudiar aquí vivo cerca y eso… ¿Y tú?
- A mí hermano. En diez minutos sale del conservatorio.
- ¿Qué toca?
- El chelo. ¿Me acompañas? Te vendrá bien descansar un poco de Tiziano.
- No me cansa, pero si, prefiero distraerme un poco.
Así que se encaminaron hacia la calle Ferraz.
- ¿Dónde vives?
- Aquí al lado en Plaza de España. ¿Y tú?
- No tan al lado, en García Paredes, por Gregorio Marañón.
- ¿Y tocas algo?
- Toqué en su día el piano pero lo deje al empezar la carrera, un desastre pero bueno…
- ¿Qué estudias?
- Clásicas.
-¡Qué dices! No soporto el griego… ¿Y que tal lo llevas?
- Yo diría que bien…
Así de pregunta en pregunta fueron conociéndose.
¡Dios mío! ¿A qué vendrá? ¡Hasta Berlín! Por fin se durmió. Hasta en la oscuridad del apartamento se ponía roja solo de pensar que mañana él estaría en el aeropuerto.
Empezó a sonar Revolution y se puso en pie, ¿Qué me pongo? Tras largas deliberaciones resolvió ponerse unos vaqueros, las deportivas negras, un jersey y moño de pelo mojado. Salió corriendo al tren y llegó al aeropuerto a y cinco.
Estaba sola en la sala de espera del pequeño aeropuerto. Me senté al lado de una familia de italianos que esperaban a la Mamma según decían. En frente tenía a un joven delgado de pelo rubio que escuchaba a todo volumen Pink Floyd- Money. El avión que venía de Madrid se retraso diez minutos. Me empezaron a temblar las rodillas como aquella primera vez.
Le vio salir con la maleta buscándola como un loco por toda la sala. Sus miradas se encontraron, me acordé sin querer de Love Actually, Only God knows, él se acercó corriendo.
- Ya estoy aquí, en Berlín.
-¿A qué has venido?
- ¿Cómo que a qué he venido?
- A ver, di.
- Gabi, Gabriela, ¿quieres salir conmigo?
- ¡¡Pensé que no lo dirías nunca!!
Le abrazó como si fuera la última vez que le fuera a ver.
- Te quiero. En Berlín o en la calle Princesa, aunque preferiría que estuvieses en la calle Princesa….
- Tonto, Berlín te va a encantar, y solo es por un año…
- 365 días Gabi, 12 meses eso no es sólo un año, es más. Así que el año que viene vuelves a Madrid y empiezas de una vez la carrera.
- No empieces exigiendo que yo llevo esperándote seis meses...
- Tenía que asegurarme de que eras tú.
- ¿Y estás seguro?
- Totalmente.

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