lunes, 17 de diciembre de 2018

Este absurdo mundo a veces...

Todos los lunes hacemos lo mismo. Tomás nos cita en un café cerca de su casa, que en realidad nos queda cerca a todos, nos pedimos un café y empezamos a hablar de lo que sea. A veces, es un análisis exhaustivo sobre la situación política de España: todo un discurso lleno de tacos y pasión en el que los socialistas son unos cobardes medio gilipollas y los artículos de El País le hinchan las venas de rabia. Otras, versan sobre las clasificaciones de la liga de fútbol o las lesiones de los jugadores del Betis. Tomás es un sevillano afincado en Madrid desde el 64 cuando tuvo que mudarse por "cosillas del trabajo que le arrancan a uno de su tierra". Jeromín y el resto, seguimos callados, interrumppiendo de vez en cuando con algún comentario que por inoportuno que sea, siempre da pie a que Tomás añada algo o empiece con otro tema. Los lunes son siempre lo mismo pero jamás resultan iguales. 

Hoy es lunes, y Tomás no nos ha citado en el café de siempre, lleva dos días en el hospital con una mierda de enfermedad que le quita las ideas de la cabeza y hace que cada vez sus pulmones sean más inútiles. No tengo valor para verle, así que le he escrito una carta que Jeromín le ha llevado esta mañana. Llevo dieciocho años tomando té con él en el Viena Capellanes de Marqués de Urquijo y no voy a dejar que ningún hospital me arrebate la imagen apasionada que tengo de mi amigo. Me aterra la idea de ver que algo tan vivo pueda estar tan al borde de la muerte, que un corazón tan grande pueda dejar de latir por esta vida. Tomás no se irá jamás de mi memoria, no voy a permitirlo. A la vuelta del hospital, Jeromín me ha asegurado que le ha leído la carta y que le ha sacado alguna que otra sonrisa, de una carcajada casi se ahoga. Qué animal es. 

                                                                 *    *    * 

Hoy es lunes, y Tomás no nos ha llamado para bajar a comentar la jugada. Ya no puede ni leer mis cartas, ni beber café, ni cagarse en los políticos españoles. Hoy es lunes pero, para mí, jamás volverá a serlo. He arrancado los lunes del calendario, porque ya no tienen sentido. 

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