miércoles, 16 de abril de 2014

The boat behind us

Anduve por sus calles como lo había hecho al principio, sin conocerla apenas. Llegué hasta el otro lado de la ciudad en menos de media hora, no es muy grande. Me dio tiempo a repasar el tiempo que había pasado desde que llegué, todo lo que había ocurrido. Siempre que se rememora el pasado, o por lo menos siempre que lo hago yo, suelen saltar un par de lágrimas de mis ojos e ir empapando poco a poco mi cara.
Hacía viento y un poco de frío. Es agradable la primavera, nunca se sabe si hará calor o es solo que el sol brilla sobre un frío invernal. Atravesé la ciudad vieja, subiendo y bajando cuestas, mirando distraídamente los escaparates... Pensé en sentarme a beber un café pero jamás me sentaría sola en una terraza, siempre  fue para mí una imagen de la absoluta soledad: alguien sentado solo tomándose un café mientras hace que escribe algo romántico. No, no estaba con el ánimo tan decaído. Seguí repasando mi año: septiembre, octubre, noviembre... Te asalta la duda de si estás aprovechándolo todo, de si estás haciendo las cosas bien, de si no te equivocaste demasiado entonces, de si supiste perdonar, sonreír, bailar o tan solo tomar apuntes. No sabes qué pensar y los coches siguen calle abajo. De repente de la ventana de un autobús te saluda alguien, es él. Sonríes, aunque ha interrumpido tu meditación sabes que estás deseando que se baje en la siguiente parada para pasear contigo. Así es, un poco más abajo sale del autobús y te da un beso diciéndote que había sido una tontería lo de ir a basket porque no hay, están ya de vacaciones. Le das la mano y sonríes.
- ¿Tienes la sensación de haber aprovechado todo este tiempo que se nos ha dado?
-Creo que ha sido un año maravilloso por el momento.
Él si que es maravilloso.

1 comentario:

  1. Gracias por no dejar de escribir, temía que al vivir tus historias dejaras de contárnoslas.

    ResponderEliminar