domingo, 28 de julio de 2013

Un soir qui m'a rendu bien triste

No había llovido en todo el mes. Rompió a llorar el cielo esa tarde, su vuelo salía a la mañana siguiente. Se quedó hasta las 18.00 hablando con Vincent de n'importe quoi. La basílica empezaba a llenarse de gente, había misa de seis y media. Salió corriendo hacia su casa evitando torpemente las gotas frías de lluvia. Se equilibraba un poco la atmósfera de Toulouse, se calmaba el calor. 

Iba a entrar en casa cuando vió el Garona, la gente, cerveza en mano, se escondía bajo los toldos. El río está solo para mi, pensó, siguió andando hacía la orilla. Imaginó sumergirse en el agua, disfrutar del momento.

 La visita a Toulouse había sido fugaz.

...et comment tu vois c'est bien la fin -




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