viernes, 23 de septiembre de 2011

Oh la la

7.30 y pienso en ti. 10.30 y pienso en ti. Oh la la que incómoda sensación, oír tu voz y ver que no, no estás en la cocina ni cantando en la ducha. Me ducho sin oír la radio hablando del último partido del Madrid. Preparo un sándwich para ti pero tú no te lo llevas al trabajo. Oh la la que extraña sensación, subirme al coche y explicarte que tengo que correr a casa de mi hermana a por la cartera que me la dejé ayer y tú no dices nada, no estás. Creo estar soñando, no entiendo nada, quizá jamás me haya casado contigo, quizá vivo en un eterno sueño... Pero de repente suena el móvil.

- ¿Cielo? ¿Eres tú?
- Si, dime ¿dónde estas?
- Acabo de llegar a Berlín mañana por la noche estoy en casa.
- Oye, nada de olvidarme ¿eh?.
- ¿Por las alemanas, cariño? No, no me voy a olvidar de ti.
-Te quiero idiota.

No me acordaba, volabas a Berlín a las 5.30, soy un desastre. Qué susto me he dado.

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