sábado, 19 de mayo de 2012

Take a walk

Me encanta pasear por Madrid a eso de las 7 de la mañana. Las panaderías empiezan a oler a rico y las flores pierden paulatinamente el rocio de sus pétalos y caen sobre las verdes macetas de la floristería que hace esquina con Génova. Procuro siempre subir ligera de peso porque sino tengo que ir parándome en todos los bancos. El tiempo no pasa en balde, gracias a Dios. 
Hoy salí, ligera de peso rumbo al metro de Tribunal andando desde Banco de España. El sol daba de lleno en el famoso edificio de Metropolitano que abre las puertas a una Gran Vía desconocida para mi. He seguido hasta Sevilla. Hacía mucho que no lo hacía pero he cogido el metro hasta Sol, eso si que ha cambiado. Plaza escenario de todo y backstage de nada, ahí no se esconden ni las ratas. He seguido calle arriba por Esparteros hasta llegar, callejeando, a la Plaza Mayor. El calor era insoportable y me he permitido una Cocacola en el café Plaza Mayor. De repente he recaído en una niña saltando a la comba al final del soportal y se me han llenado los ojos de lágrimas. 
Mi madre hacía el mismo camino que yo todos los domingos, parando en San José a misa y tomándose con mi padre la limonada en verano y el café en enero. Yo la acompañé alguna vez con mi comba o la pelota de rayas a jugar en la Plaza Mayor


El tiempo pasa, Madrid sigue allí y las combas ahora son de plástico. 

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