No había musa. Las canciones de siempre no me inspiraban nada. No podía contar mi día porque había sido monótono y aburrido. No podía hablar de mis aspiraciones porque siempre eran las mismas, ser feliz. No podía copiar a nadie, nunca lo he hecho y me parece mediocre. No había visto ninguna película que me trajese una imagen, una palabra, un mero e insignificante instante a la cabeza. No sentía ni amor ni odio, ni pena ni alegría. Estaba sencillamente indiferente frente a la pantalla del ordenador cuando me salió esto.
la no inspiración te sienta preciosa...de vez en cuando :)
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