Seguía pensando que ese año no habría verano. Que no se abrasaría bajo un sol madrileño con sabor a gazpacho. Lloraba repitiendo que no sentía la alegría que provoca la sensación de estar de vacaciones. Soñaba que se secaría el césped y ella no podría leer tumbada en el verde, disfrutando del momento. Se dio cuenta de que los pantalones cortos le quedaban mejor que nunca, pero que este año no podría llevarlos. Se lamentaba viendo la piscina llena de agua, no de la de siempre sino de una lluvia primaveral mal vivida.
Y en un segundo de despiste se vio rodeada de agua, helada, pero agua. Vio su cuerpo bailando al son de la canción del verano, comentó el calor que hacía y lo mucho que le gustaría viajar a su próximo destino, aunque alli no estarían ellos.
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