He vuelto a releer mis primeros artículos. Me ha dolido ver que antes escribía mejor, o quizá es que tenía más tiempo para leer, o que escuchaba otra música. No sé, pero me he sentido orgullosa de ver todo lo que pensé y pude poner por escrito. Me arrepiento de no sacar un ratito todos los días para poner en papel lo que me ronda la cabeza. Esto no es más que una excusa, un justificante de mi silencio. A partir de ahora todo va a cambiar, prometo volver a escuchar a Priscilla Ahn y dejarme inspirar por las historias de amor de otros, quizá volver a imaginar la mía. Desde que vivo en San Francisco los días están tan llenos de cosas, de ruido y de colores que no queda apenas espacio en blanco. Pero como digo, esto no son más que excusas, en el Golden Gate hay más de 100 historias que contar y pienso llevarme yo la exclusiva.
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