Eres un privilegiado. Tienes suerte y todavía no te has dado cuenta. Lo ves como algo normal ¿no? Levantarte con su sonrisa, con sus graciosos y ocurrentes comentarios. Pues eso no te lo mereces. No es normal que te dé un beso, no es normal que vigile con sus enormes ojos cuánto tiempo tardas en irte después de dejarla en el colegio. No es normal que se desenrede el pelo y te pida dulcemente dos coletas. Nada en ella es normal. Deberías dar gracias todos los días porque se te regala un día nuevo y porque amanece con Pía.
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