Tenemos que rellenar el depósito. Mecánicamente se apagan las radios, se silencian los teléfonos y la gente se calla. Sales y te acercas al surtidor. Extraes delicadamente la manguera, no te quieres manchar. Miras dentro del coche y ella está arreglándose torpemente la coleta en el retrovisor. Depósito lleno. Sacas la manguera y te ríes al verla, se está echando otra vez colonia. Abres la puerta y esconde rápidamente el frasco. Te pasa la cartera y cierras de nuevo el coche, la dejas encerrada con sus pensamientos. Pero ni siquiera con esas dejas de oir sus pensamientos. Todo en silencio y ella pensando que está fea. Te acercas al coche, arrancas y empiezan a sonar ellos de nuevo, The Kooks adorna sus palabras y la gasolina está a tope.
No hay comentarios:
Publicar un comentario