Corres. No llegas. Es tarde. Hace frío y se te ha olvidado el abrigo. Tiritas. Ya habrá llegado. Lloras sin querer, te lloran los ojos. Te duele la cara, llueve.
- Tren procedente de Milán efectuará su entrada, con un retraso de quince minutos, por el andén 5.
Sonries. Miras a la gente. "No llego tarde". Cinco minutos más y verás su carita, sus ojos, los mismos que Saulo. Llevará el abrigo que le regalaste por su cumpleaños. Los rizos negros. Sus pecas. Su sonrisa traviesa. Le echas de menos y se te hincha el corazón. Un año escuchando su voz por teléfono, mecanizada, lejana, fría. "Llega el tren". Buscas. Gente, maletas, humo, abrigos, sombreros... ¿Giovanni?
- Mamá, ¿Eres tú?
- Mi niño...
Ya no era un niño.
- ¿Tienes frío? Toma mi abrigo loca, ¿Cómo se te ocurre venir sin abrigo?
- No lo sé, tenía ganas de verte y sin abrigo... ¿qué más da bambino?
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