Estaba dormida, derepente mi móvil empezaba a temblar. 6.30 Levanta! Cogía una mochila y la llenaba de cosas, camisetas, cepillos, gomas y recuerdos, tontos pero recuerdos. Me lavaba la cara y con las botas en la mano salía de casa, antes de cerrar deliberaba entre dejar una nota o irme sin más. Pensaba que dejarles una nota no estaría mal y no dejarla sería una crueldad. Mientras rebuscaba entre los lápices del salón empezaba a llorar en silencio, lágrimas saladas enfriaban mi rostro recalentado por el miedo y la vergüenza.
"Volveré, cuando os merezca, volveré"
Lo pegaba en la puerta y salía sin mirar atrás. Bajaba rápida y sigilosamente las escaleras blancas por las que en verano corríamos a la piscina. Acariciaba con nostalgia la barandilla gris por la que pocas veces me había deslizado, me daba miedo. Corría como solía hacerlo. Y antes de coger el autobús me despertó un beso de mi hermana.
- ¿Por qué llorabas?
- He soñado que huía de la realidad.
- ¿De cual?
- La mía, la de mis defectos.
Menos mal que tienes una hermana
ResponderEliminarMe encanta, es muy bueno!