Estaba nervioso. Se pasaba continuamente la mano por el pelo, repeinándose el mechón que tanto me gusta. Hablábamos poco, está el obstáculo lingüístico que todo lo complica. Íbamos paseando por el Bischofsweg llevando a las niñas al parque. Empezó a llover y empecé a reírme sinceramente. Habíamos planeado la tarde fuera y se pone a llover.
Pero en Dresde hay dos tipos de lluvia: la que dura horas y la que dura segundos. Gracias a Dios esta duró segundos. Alma y Marien jugaban en la arena mientras yo intentaba que Zara no se tirase por ningún barranco. Hugo no paraba de preguntarme cosas, yo me reía, estaba encantada de estar allí. Me encanta estar con él. Es una persona que transmite todo lo bueno, te hace ser tu misma.Cuando coincidimos en una canción sonrió y me la puso en el Ipod. Me colocó rápidamente el auricular en la oreja y ellos empezaron a sonar. Mientras Young folks terminaba no dijimos nada. No había necesidad de hablar, la música estaba muy alta. Zara empezó a llorar y me quité rápidamente la canción de la cabeza.
Qué estaba pasando?
Nos acompañó de vuelta a casa y se despidió prometiéndome una merienda juntos. Su mano repetía el movimiento, una y otra vez. Seguía nervioso. Me quedé en la puerta mirando hacia afuera. Vi como cogía su bicicleta y pedaleaba calle abajo para no perder el autobús que le lleva de vuelta a Meißen, lejos de la Neustadt, lejos de mí.
Aparatosamente real, verosímil al menos. Mágico. Me hace soñar :3
ResponderEliminarUn besazo