Viendo salir a la gente del avión me empecé a impacientar. No salías nunca, nunca saldrás. Allí estabas tan guapo como simpre que no te afeitas desde hace tres días. Con esa sonrisa dormida que me encanta. Con cada pelo dirigido a una punta distinta del planeta. Y tus ojos, mirándome a mi. Ya has llegado, en una semana te irás. Tengo que aprovechar cada sonrisa, cada roce con tu mano. Tengo que recordar perfectamente las aceras que recorramos juntos, baldosa por baldosa. El café, el olor de tu bufanda. La tinta en tu jersey. Tu risa. La cara que pones al verme bailar. Tu rostro escuchando los Beatles. Tu italiano spaghetini, todavía no sabes decir ni hola. La foto que te gusta de mí, en el Trastevere. Son recuerdos de tus breves visitas. Desde que me fui vienes una semana de cada mes, te estás quedando sin blanca por mi culpa.
- Pero no ves que sino viniera a verte no te vería.
- Logica aplastante Manuel, lógica aplastante.
- Quiero decir estás en Roma y yo en Paris ¿que hacemos? te olvido. Entonces no podría vivir. Fiumicino, el avión, vuela, lejos, a Paris.
Berlin, Paris, Roma y Madrid!!sera verdad eso que dicen de que el amor traspasa fronteras...
ResponderEliminareso me gusta creer porque quiero estar viajando toda la viday el que sea mi amor querra ir a verme..ajajaj
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