Nunca me duermo en el tren, suelo ir leyendo o mirando por la ventana. Pero aquel día estaba agotado. La noche anterior me la había pasado escribiéndole a Eloise una carta, quería empezar el año siendo sincero. Me hice varios cafés y puse la canción que tanto le gusta. No sé escribir, no lo hago muy a menudo. Me paso el año metido en un laboratorio y solo hablo de células. Ahora tocaba hablar de ella, de cómo se había colado en mi vida sin avisar, cómo se había convertido en mi distracción favorita. Necesitaba decírselo bien, claramente, sin crear malentendidos y sin resultar cursi. Yo no sé escribir, así que me tiré toda la noche reescribiendo borradores. A veces, yendo al trabajo lograba escribir la carta de manera brillante en mi cabeza y al abrir el ordenador no salía ni una coma. A la mañana siguiente, cogía el tren para celebrar el fin de año con mis padres, así que dejé la carta en su buzón. Sé que a ella un mail no le habría hecho tanta ilusión como una carta. Nada más dejar que se deslizara dentro de su buzón, casi me dejo los dedos intentando recuperarla, pero ya estaba hecho. Ya se lo había dicho todo, o casi todo.
Me desperté a dos paradas de llegar a mi casa. Ese año no había nevado y eran las primeras navidades que, por trabajo, había pasado en Londres solo con mis tíos. Estaba deseando llegar a Grimsby y pasear por la playa pensando en qué diría Eloise de mi carta. Estaba aterrado en realidad, ella es una mujer muy exigente, escribe mil veces mejor que yo y seguro que mira el buzón todos los días. Cinco días después de Año Nuevo llegó una carta con una caligrafía increíble. Pensé que yo también debía haberle escrito a mano...
"Querido Robert:
tu carta fue sin duda la mejor forma de empezar el Año Nuevo, me llenaste los ojos de lágrimas de alegría. Me encanta que hicieras esto del correo postal, me hiciste sentir como una protagonista de Jane Austen. Estoy de acuerdo contigo en todo, creo que deberíamos dejarnos de indirectas y cafés con amigos e irnos a cenar algún día los dos solos. Estoy deseando llevarte a un sitio que desccubrí el otro día cerca de Covent Garden. No quiero alargarme mucho porque sé que te llegará la carta casi cuando tengas que volverte a Londres y espero verte en cuanto estés ya aquí.
Repito que me ha encantado lo de que sea una carta. Sin embargo, si te parece bien, te dejo mi número para que me contestes con una llamada. Soy demasiado impaciente como para esperar otra carta. Siento ser tan víctima de este siglo de nuevas tecnologías.
Feliz Año,
Eloise".
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