Cogí el metro en Príncipe Pío, como siempre. Había quedado en Alonso Martínez a las 17.30. Iba leyendo a Jane por el camino y tropecé contigo. Tú no me viste pero yo, por encima de las páginas del libro, vi como sacabas unos apuntes de algo con fórmulas y empezabas a pensar. Pensabas tan lejos de mí que ni sentiste mi mirada. Te bajaste también en Alonso Martínez y te seguí por detrás, la escalera iba llena y subíamos torpemente pisando a la gente, te pisé sin querer. No quería que me vieras. Te diste la vuelta y me miraste. Al reconocerme, me diste dos besos corteses y seguiste subiendo, para no molestar.
Nos despedimos como idiotas sabiendo que estaríamos juntos toda la vida, tú con tus números y yo con mis historias. Pero todavía no nos habíamos dado cuenta del todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario