Me gustaría vivir en una película. Quiero decir en un viaje continuo, que si avión aquí, que si tren por allá... Me atrevería incluso a coger una bicicleta para llegar a Roma desde Madrid. Sueño, sí, quizá sueño demasiado...
Me levanto, cojo el coche y desearía estar en una de esas carreteras eternas que hay en Estados Unidos, que no pasa nadie más que tú. Si, coger la 66 algún día no me importaría.
Llego a la universidad y me imagino en Oxford con Sebastian paseando a lo Charles Ryder con un elegante pañuelo enrollado al cuello...
Cada vez que salgo del metro me traslado, queriendo, a la Place de la Concorde. Eso si que es salir del subsuelo al mundo.
Cuando leo la palabra ópera me acuerdo inevitablemente de Frankfurt, tiene una ópera preciosa.
Las luces de neón de los pequeños comercios de Madrid son como 'retalitos' de Times Square.
Los acentos, todos los acentos del castellano son para mi un palabra: 'Latinoamérica'.
La lluvia es St. Paul Cathedral, el sol es Roma, el frío es Moscú, el verde: Dublín...
Ojalá vivera en todos esos lugares 'a la vez'...