miércoles, 26 de diciembre de 2018

Lo que ya sabes

Si me quedo sin batería jamás te llegará este correo. Me he prometido que si ocurre es porque no te debía llegar. El otro día al verte a través del cristal sentado en tu despacho, repasando las mil y una facturas que te había entregado tu becario para comprobar que todo está en orden, pensé que no podría ser feliz en una vida sin ti. Llámame lo que te dé la gana: idiota, romántica o descerebrada, prefiero que me llames una de esas cosas a que te quedes callado. Desde nuestra cena en el Ricotta no dejo de pensar en ti, no dejo de soñar con nosotros y no dejo de ver lo maravilloso que sería si te atrevieras. He oído las historias de tus no conquistas, esas chicas a las que invitas a café para no volver a casa, para probar suerte y ver si son la afortunada a la que harás feliz. A mí me has conquistado, y algo me dice que tú ya no eres el mismo. Las chicas de reprografía dicen que estoy mal de la cabeza, que eres un tío muy raro al que cuesta sacarle una sonrisa; yo el otro día te saqué más de tres, y conseguí que me dieras un beso en la mejilla. Esto no es una declaración, creo que ya nos declaramos suficiente el otro día, es una invitación, a intentarlo, a realizar eso que dijiste de hacer lo que se quiere de verdad, lo que el alma te dice que es lo correcto. Me queda un 8% de batería y estoy terminando, creo que te va a llegar el correo mañana y tendré que subir hasta la planta tercera sabiendo que lo sabes. Pero me fío de mí, de lo que el alma me dice que es lo correcto. 

Espero que tengas un día maravilloso, 

Dorothy

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