Había mucha gente, pero no había mucha luz y empezó a sonar la música. Tú sonreías al otro lado de la habitación, estabas hablando con un amigo. Me empezaste a buscar, como cuando salías del metro sabiendo que yo te esperaba en la estación. Jamás me encontrabas a la primera, ni a la segunda, solo cuando me tenías a 10 cm, te dabas cuenta de que era yo. Entonces, me diste las manos y te besé, ignorando a todo el mundo, las cámaras y las luces. Empezamos a bailar y me susurraste al oído lo mucho que me querías. Empezamos a dar vueltas como aquel día de mayo viendo atardecer, solo que esta vez sabías llevar el ritmo. Me agarré el vestido para que no fueras pisándolo y me entró una risa tonta al verme de blanco bailando contigo. Me olvidé completamente de todos los que estaban allí, como testigos de lo mucho que nos queríamos, de lo felices que somos. Te miré a los ojos. Los míos se llenaban de lágrimas, eran de felicidad, pero eran un montón de lágrimas. Menos mal que llevaba maquillaje waterproof. Te reíste y me secaste las mejillas con un par de besos más. Se terminó la canción y te abracé, volviendo a cerrar los ojos a todos los que nos enfocaban con el móvil, capturando lo que siempre había sido solo nuestro. Ahora era un secreto a voces, estaba locamente enamorada de ti aquel día, hoy y creo que siempre lo estaré.
Lo conseguiste.
Baby, you got what I need. Baby, you got my sunshine...
No hay comentarios:
Publicar un comentario