lunes, 11 de marzo de 2013

Soplo de la memoria

Le temblaban las piernas y los brazos. Yo la escuchaba atentamente, hablaba de su casa en Chiclana y de su hijo Mario. Estaba mirando por la ventana mientras se reía al pensar en cómo aprendió a montar en bici por la playa, en la forma que tenía de decirle lo mucho que la quería. Ahora estaba sola, en aquel tren rumbo a una tierra extraña. 

Lucile viajó a España hace 20 años para casarse con el que sería el amor de su vida pero Sus planes no son los nuestros y cuando Mario tenía siete años Esteban se fue para siempre. Ahora con sus temblores por el cuerpo y su sonrisa sincera me contaba a mi, una desconocida en el tren, su vida y sus sueños, y cómo nunca pasa lo que esperamos pero que siempre es mejor.

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